4 de febrero de 2011

CAMBIOS

Y déjame decirte que no quiero permanecer atrapado en este campo de batalla. Mis manos cansadas alzan desnudas el cielo donde se ven caer como lluvia armas y escudos.  Y Déjame aumentar grados hasta que cifren 180, que las rosas aumenten en el camino, que vayan desvaneciendo las espinas, que desde el horizonte se observe ese puro color rojo que todos queremos...

Y déjame decirte que la trinchera que cavé queriendo, aquella desde donde mi artillería sin compasión descargaba, se hace pequeña a lo lejos... si, se hace pequeña queriendo.

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